Más de 400 personas han perdido la vida por ahogamiento en España en lo que va de año
Septiembre cierra con 36 fallecidos y sitúa 2025 como el segundo peor año de la serie histórica, solo superado por 2024
El mes de septiembre ha dejado 36 muertes por ahogamiento no intencional en los espacios acuáticos españoles, lo que eleva a 404 el total de fallecidos en lo que va de 2025. Este dato convierte el actual ejercicio en el segundo peor de la serie histórica a estas alturas del año, únicamente superado por 2024.
En ningún otro año desde que la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS) elabora el Informe Nacional de Ahogamientos (INA) se habían alcanzado estas cifras en el mes de septiembre superando los 400 ahogamientos.
Entre enero y septiembre de 2025 se han registrado 404 fallecimientos por ahogamiento en España, lo que supone un incremento del 23,5% respecto a la media de la última década para este mismo periodo, situada en 338 muertes.
Solo en 2024 se alcanzaron cifras más altas, con 406 víctimas, mientras que años como 2018 (303) o 2020 (298) reflejaban descensos significativos en comparación. El aumento respecto a 2015, primer año de la serie histórica, es del 23,5%, y frente a 2020, el año con menos fallecidos hasta ahora, el crecimiento se eleva a un 35,6%.
Por comunidades autónomas, Andalucía encabeza el acumulado anual con 70 fallecidos, seguida de la Comunidad Valenciana con 57 y Canarias con 54. La comunidad insular de Canarias, además, ha sido la más afectada durante septiembre, con 11 muertes, por delante de Comunidad Valenciana con 7 y Cataluña con 6.
En el balance anual, Cataluña alcanza las 48 víctimas, Galicia 44, Castilla y León 27 y Baleares registra 25.
Perfil del ahogado en septiembre
El perfil del ahogado en septiembre responde mayoritariamente a un hombre español de entre 45 y 74 años que pierde la vida en una playa sin vigilancia socorrista activa en horas de máxima afluencia. Este patrón refleja la persistencia de factores de riesgo que se repiten año tras año.
Del total de 404 fallecimientos en lo que va de 2025, el 81,2% corresponde a hombres (328) y el 18,8% a mujeres (76), lo que confirma la marcada sobrerrepresentación masculina en los casos de muerte por ahogamiento. Por nacionalidad, 28 eran españoles, 4 europeos y 4 americanos
La mayoría de los incidentes se produjeron en playas, donde fallecieron 22 personas, seguidas de los ríos, con 6, piscinas con un único caso y otros espacios acuáticos con 7. En 20 de estas muertes no había vigilancia socorrista activa, en 13 no existía este servicio por las características del entorno y únicamente en 3 había socorristas presentes en el momento del suceso.
En cuanto a franjas horarias, los ahogamientos se concentran en las horas centrales del día, especialmente entre las 12:00 y las 13:59 horas, con 61 fallecimientos acumulados en 2025, y entre las 16:00 y las 17:59 horas, con 50.
Personas mayores y jóvenes, los más afectados
En lo que va de 2025, el grupo de mayor riesgo sigue siendo el de las personas de entre 65 y 74 años, con 80 fallecimientos, seguido por los mayores de 75 años, con 61 muertes, y la franja de 55 a 64 años, con 54. Entre los adultos jóvenes, los rangos de 26 a 34 años y de 18 a 25 registran 30 y 28 fallecimientos respectivamente. La mortalidad es menor en niños y adolescentes, aunque se han contabilizado 22 víctimas entre 11 y 17 años y 13 menores de 3 años.
En el último mes de septiembre, se observa un aumento significativo entre los mayores de 75 años, con 11 fallecimientos, seguidos por los grupos de 45 a 54 y de 65 a 74, con 6 cada uno. Los adultos de 26 a 34 años suman 5 víctimas, mientras que en menores de edad se registraron dos casos.
Esta distribución evidencia cómo el riesgo de ahogamiento se concentra en edades avanzadas, pero también persiste en jóvenes y menores, subrayando la importancia de la prevención y la vigilancia constante en todos los grupos etarios.
¿Por qué aumentan los fallecidos por esta causa?
Entre las causas que podrían explicar el incremento de los ahogamientos figuran la prolongación del buen tiempo más allá de la temporada alta, el aumento de las actividades acuáticas fuera de los meses centrales del verano y la reducción progresiva de los servicios de socorrismo conforme avanza septiembre, lo que deja sin vigilancia a muchas zonas de baño todavía concurridas.
A ello se suma la falta de conciencia social sobre los peligros del medio acuático y las imprudencias que siguen estando presentes en una parte importante de los sucesos.